martes, 17 de junio de 2014

UGT insiste en la necesidad de que los salarios ganen poder de compra



UGT considera que la Encuesta Trimestral de Costes Laborales (ETCL) correspondiente al primer trimestre del año, publicada hoy por el INE, vuelve a poner de manifiesto lo que todos los asalariados de nuestro país perciben mes tras mes en sus bolsillos: el continuo desplome salarial y que cada vez les cuesta más legar a fin de mes. El sindicato señala que estos datos reflejan el intenso efecto de la devaluación salarial promovida por las instituciones internacionales que han apostado por la austeridad extrema y los recortes cuando lo necesario es una estrategia con mayor altura de miras que suponga la generación de empleo de calidad y salarios dignos, que aumenten la productividad y la competitividad y el consumo.

En el cuarto trimestre del pasado año este indicador registró una mejora puntual, aumentando el coste salarial un 2,5% y el laboral total un 2,1%. Pero, como ya se sabía, fue solo porque se comparaba en términos anuales con el cuarto trimestre de 2012, en el que se los empleados públicos no percibieron su paga extraordinaria. Es decir, fue un efecto meramente estadístico, un “escalón” puntual que no reflejaba la tendencia real de los salarios.

Ahora, en el primer trimestre de 2014, se vuelve a poner de manifiesto cuál esa realidad de la evolución salarial, que es muy evidente desde el segundo trimestre de 2012: el desplome salarial continúa. En el primer trimestre los costes salariales y laborales totales por trabajador han vuelto a caer un 0,2% respecto del mismo trimestre del año anterior. Y si se observan los costes por hora trabajada, la caída es aún mayor, del 1,8%, debido a que han aumentado las horas trabajadas.

En suma, estos resultados reflejan el intenso efecto de la devaluación salarial promovida desde las instituciones internacionales que han promovido la austeridad extrema, que es la responsable de que la crisis se haya agravado en nuestro país y en otros del sur de Europa. Y también muestra el nítido impacto de recorte sobre los salarios que ha tenido la ruptura laboral aprobada por el Gobierno del Partido Popular en 2012. Este, de hecho, ha sido su principal efecto, junto al aumento de la desprotección de los trabajadores y el aumento del poder empresarial. Nada de impulsar la creación de empleo, ni de favorecer el cambio de modelo productivo que nuestro país precisa. Al contrario, el recorte salarial y las peores condiciones laborales que promueve suponen una apuesta por un modelo de competitividad de vía estrecha, de muy negativo efecto sobre la calidad de vida de las familias y sobre la sostenibilidad misma del crecimiento.

En este contexto, en el que las empresas producen cada vez más barato, resulta incomprensible que las organizaciones empresariales demanden una mayor precarización de las modalidades contractuales y un despido aún más fácil y barato, cuando la reforma laboral del Partido Popular lo ha facilitado ya de forma extrema.

La situación de nuestro país requiere de una estrategia de mayor altura de miras, que suponga la generación de empleo de calidad, que son los que aumentan la productividad y competitividad a medio y largo plazo, y salarios dignos. Y en la situación actual, tras años de caída de las retribuciones salariales, esto pasa por que los salarios comiencen a lograr moderadas ganancias de poder de compra, para que las familias puedan consumir e impulsar así la demanda. Sin ello, no será posible salir de la crisis.

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