martes, 24 de mayo de 2016

NO QUIERO SER BANQUERO, QUIERO SER TENDERO


Nuevamente el Banco de España, en su análisis de los riesgos del sistema financiero español, ha vuelto a señalar la caída de la rentabilidad como una de las mayores amenazas a las que debe enfrentarse. En la caída de los márgenes financieros no sólo incide la estructura de tipos de interés (rondando las tasas negativas), sino las todavía elevadas magnitudes de préstamos morosos (a pesar de la notable mejoría), y fundamentalmente por la caída de demanda de crédito satisfecha.

El sector financiero, ha generado una transformación nunca antes vista, con la desaparición de numerosas entidades, especialmente cajas de ahorro, de las que sólo quedan dos, y de ámbito muy reducido; con el cierre de miles de oficinas, aumentando gravemente las bolsas de exclusión financiera; con la amortización de decenas de miles de puestos de trabajo.

Escasez de crédito
Y a pesar de este adelgazamiento drástico, la función principal de las entidades financieras, sigue estando bajo mínimos:

Aunque hay cierto repunte en el último semestre del 2015, las tasas de crecimiento siguen siendo negativas, es decir, cada vez hay menos crédito vivo, y por tanto, menores resultados.
De la misma manera, una tasa de crecimiento negativa disminuye el efecto multiplicador económico que ofrece el sistema financiero: en vez de expandir la economía, lo que está haciendo actualmente es contraerla.

Préstamos en mora
Paralelamente, el lastre que supone la elevada magnitud de préstamos morosos, poco a poco va disminuyendo:

No obstante, los datos aportados por el Banco de España desmienten este tópico: los préstamos nuevos a grandes empresas se mueven en torno al 2%, los hipotecarios a un tipo similar, mientras que los tipos al consumo superan al 9%.
En los últimos meses estamos viendo cómo diversas entidades están desarrollando campañas específicas de préstamos al consumo, pero en unos volúmenes todavía poco relevantes.

El nuevo modelo de negocio

En la medida que la actividad crediticia se ha visto reducida, las entidades se han ingeniado otras formas de generar beneficios en la banca minorista:

·        aumento de comisiones y tarificación de servicios anteriormente gratuitos;
·        aumento de la comercialización de productos parafinancieros, desde seguros hasta alarmas.

Adicionalmente, algunas entidades han ido un paso más allá para fomentar el consumo, ofreciendo tanto hipermercados on line, como la venta específica de determinados productos (tabletas, smartphones y televisores).

Estas actividades que anteriormente eran marginales, a día de hoy se están convirtiendo en actividad principal: hemos pasado de una situación en la que al cliente que solicitaba un crédito hipotecario se le ofrecía el seguro de amortización de préstamo, a una situación en la que al cliente no se le concede el préstamo para la vivienda elegida, pero sí para otra de una promoción que se ha quedado el banco, se le exige el seguro de amortización, el seguro de desempleo, la alarma, el seguro de la vivienda, una aportación extra a un fondo de valores de nombre estrafalario, el seguro dental, el seguro médico, la alarma y por supuesto, su nueva y flamante televisión de alta definición. El negocio completo. Y puede que todo esto, sin ni siquiera acceder al préstamo hipotecario.


Es un mundo revuelto en el que todos quieren ser lo que no son: las gasolineras que son supermercados, las compañías de teléfono que gestionan derechos televisivos, las distribuidoras que quieren ser medios de pago y hacer banca por internet, los bancos que quieren ser aseguradoras, intermediarias y distribuidoras.

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