La mayoría de las personas han experimentado estrés en el trabajo
en algún momento de su vida. Sin embargo, cuando los problemas persisten, el
estrés puede cronificarse, comprometiendo seriamente el bienestar físico y emocional
de la persona que lo sufre.
A corto plazo, la vivencia de este tipo de circunstancias puede
provocar malestar tanto físico como psicológico en el trabajador (dolor de
cabeza, dolor de estómago, trastornos del sueño, irritabilidad, falta de concentración,
etc.), pero cuando estas situaciones se prolongan en el tiempo, suelen acarrear
consecuencias más graves para la salud, como ansiedad, depresión, insomnio,
obesidad, aumento de la presión arterial y aparición de enfermedades
cardiovasculares, debilitamiento del sistema inmunológico, etc.
El estrés como el segundo
problema de salud más reportado en este ámbito –percibido como algo habitual
por el 51% de los trabajadores europeos-, que, junto con otros riesgos
psicosociales, es el responsable de más de la mitad de los días de trabajo
perdidos por discapacidad.
Recomendaciones para enfrentarse al estrés laboral:
Identifique sus estresores: haga un registro diario sobre las situaciones estresantes que se
han dado y cómo ha respondido usted a ellas.
Desarrolle respuestas
saludables: realizar ejercicio , leer, pasear, ir a un concierto,
etc.), dormir las horas suficientes.
Establezca límites: no consultar el correo electrónico de la empresa desde casa a
partir de cierta hora, o evitando contestar al teléfono por asuntos de trabajo
durante la cena.
Tómese un tiempo para
“recargarse”: tomando pequeños recesos para descansar de acuerdo con sus
necesidades y preferencias. Si dispone de vacaciones o días libres, no deje que
se pierdan.
Aprenda a relajarse: Técnicas como la meditación, el mindfulness o los ejercicios de
respiración profunda, pueden ayudar a combatir el estrés.
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