viernes, 29 de agosto de 2014

Crece la economía pero también el deterioro del empleo, la pobreza y la desigualdad

El débil y frágil crecimiento de nuestra economía (un 1,2% a nivel interanual) contrasta con el aumento de la desigualdad, la pobreza, y el deterioro de la calidad del empleo. Un crecimiento amenazado además por el estancamiento de los países del centro de Europa y por la evolución de los precios. UGT alerta que si no se cambian las políticas de austeridad, por medidas expansivas que permitan relanzar la demanda, se corre el riesgo de una tercera recesión. El sindicato considera que el Acuerdo de propuestas para la negociación tripartita para fortalecer el crecimiento económico y el empleo, alcanzado el 29 de julio, entre el Gobierno y los interlocutores sociales, debe ser la base para afrontar un cambio en la política económica. Es necesario un reparto de las rentas más igualitario, aumentar el poder adquisitivo de las familias, eliminar la dualidad del empleo apostando por una mejora de las condiciones de trabajo y no por una extensión de la precariedad y la pobreza, reforzar la protección social y cambiar nuestro modelo productivo apostando por una industria más fuerte, entre otras medidas.

Los datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE) relativos a la Contabilidad Nacional Trimestral, reflejan un crecimiento interanual de la economía española en el segundo trimestre del año 2014, siete décimas superior al experimentado en el trimestre anterior, en que ya reflejaba un dato interanual superior a cero. Por lo que se refiere al crecimiento trimestral, la variación ha sido de 0,6%, dos décimas superior a la registrada en el trimestre anterior. Además es el cuarto trimestre que se recoge un crecimiento trimestral positivo.

Los datos reflejan un aumento del consumo de los hogares y también del consumo de las Administraciones Públicas, lo que permite que la contribución de la demanda nacional al crecimiento alcance 1,9 puntos, un punto y dos décimas superior a la registrada en el trimestre anterior. Por su parte, la contribución de la demanda exterior ha pasado de -0,2 a -0,7 puntos, reduciendo su aportación al PIB cinco décimas respecto al primer trimestre.

El empleo en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo registra una variación trimestral de 0,6%, cinco décimas superior a la del primer trimestre, lo que sitúa la variación en términos anuales en el 0,8%, crecimiento un punto y dos décimas superior al estimado en el trimestre anterior. Sin embargo, la variación negativa experimentada por la jornada media asociada refleja un descenso de la tasa anual de horas efectivamente trabajadas de cinco décimas, pasando de 0,1% a -0,4%.

El comportamiento por el lado de la oferta arroja datos interanuales negativos en las ramas de agricultura y construcción, mientras se van recuperando la industria y los servicios.

En cuanto a la distribución de la renta, la remuneración de asalariados ha aumentado un 1,6% en términos interanuales y el excedente bruto de explotación se reduce en tasa interanual un -0,4% a precios corrientes. El coste laboral unitario se sitúa en el 0,0%. La remuneración por asalariado ha crecido un 0,3% y la productividad por trabajador un 0,4%. De este modo la aportación de la remuneración de asalariados al deflactor del PIB se sitúa en 0,2%, mientras el deflactor del PIB continúa en tasas negativas por segundo trimestre, situándose en -0,4%.

Valoración

Los datos de la Contabilidad Nacional del segundo trimestre del año, publicados en la mañana de hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), arrojan un crecimiento interanual de la economía española del 1,2%, mostrando una incipiente recuperación de la economía. Sin embargo la debilidad de nuestra economía no permite demasiado optimismo, especialmente dada la evolución de los países centrales europeos. Y tampoco colabora la evolución de los precios. El deflactor del PIB se sitúa en -0,4% y el IPC adelantado del mes de agosto, que también se ha conocido hoy, recoge una variación interanual de precios de -0,5%. Además, los indicadores laborales y sociales ponen de manifiesto que la situación viene marcada por el deterioro de la calidad del empleo y el aumento de la desigualdad y de la pobreza.

La Encuesta de Condiciones de Vida en España lo deja claro: el ingreso medio anual neto por hogar registró en 2013 una disminución del 3,5% respecto al año anterior; la tasa de riesgo de pobreza se situó en el 20,4% de la población residente en España y alcanza el 26,7% entre los menores de 16 años. Y confirma lo que ya habían apuntado las instituciones europeas: en España encontrar trabajo no significa salir de la pobreza; efectivamente, la ECV 2013 refleja que, en relación con la actividad económica, el 39,9% de los parados estaba en riesgo de pobreza. Por su parte, el 11,7% de los ocupados se encontraba por debajo del umbral de riesgo de pobreza.

Y los datos de empleo también lo reflejan: en 2013 la variación interanual de los ocupados equivalentes a tiempo completo disminuyó un 3,4%. Los datos de Contabilidad Nacional de los primeros dos trimestres de 2014 reflejan una caída de 0,4% en el primero y en el segundo recogen un incremento de 0,8% que viene acompañado por una evolución de las horas efectivamente trabajadas de -0,4%. A pesar del dato de la EPA del segundo trimestre, que supone una mejora en la evolución del empleo, no hay que olvidar que corresponde al inicio de la temporada vacacional y que configura un mercado de trabajo muy desequilibrado: a los 5,62 millones de desempleados, que sitúan la tasa de desempleo en el 24,5%, se une un empleo cada vez más precario: repunta la temporalidad y el empleo parcial involuntario, la tasa de empleo a tiempo parcial por no encontrar un empleo a tiempo completo vuelve a crecer un punto en el segundo trimestre, llegando al 63,3%.

A su vez, el descenso en la tasa de ahorro de los hogares del -1,9% en el primer trimestre de 2014 refleja que la evolución del consumo es la consecuencia de haber retrasado decisiones de consumo y no del incremento de la renta disponible de las familias. Aunque el incremento del empleo y de la tasa de asalarización han permitido un aumento de la remuneración de asalariados del 1,6%, no hay que olvidar que la remuneración por asalariado ha variado en 0,3% y tras la fuerte devaluación salarial sufrida, estos datos son claramente insuficientes.

En estas circunstancias, el crecimiento de la demanda interna puede verse frenado ante cualquier eventualidad, puesto que se apoya mucho en la confianza en la evolución futura. Es por ello que, con los datos recientes de evolución de la eurozona, las muestras de optimismo parecen precipitadas. Achacar el debilitamiento económico de Francia, Italia y Alemania a los acontecimientos en Ucrania, teniendo en cuenta que son datos del segundo trimestre, parece un poco precipitado, ya que aunque su contribución es indudable, hay que tener en cuenta que el impacto negativo que tendrán las medidas de bloqueo implementadas por Rusia se verán más en los trimestres tercero y cuarto. Parece más adecuado considerar causa del estancamiento a las políticas restrictivas aplicadas, de intensa austeridad y devaluación salarial, que han dejado en situación económica muy débil a muchos países europeos.

Así, las políticas de austeridad que han demostrado no funcionar para salir de la crisis, aunque sí para profundizarla y alargarla en el tiempo, provocan ahora además el estancamiento de los países que parecían menos afectados y cuya economía parecía más estable. Era de esperar que el empobrecimiento de los países periféricos diera lugar al empobrecimiento de los países centrales, y en concreto Alemania, que fundamenta su economía en buena parte en las exportaciones.

Por eso, el peligro ya señalado por muchas instancias económicas de entrar en una tercera recesión es más que probable, a menos que se apliquen medidas expansivas, que consoliden el crecimiento de la demanda, mediante incrementos del poder adquisitivo de los salarios y de las prestaciones sociales. Es hora de actuar, porque de lo contrario el discurso del crecimiento puede ser muy corto. La economía española sale de las dos recesiones anteriores muy debilitada, y aunque el Gobierno se empeñe en decir lo contrario, no estamos en situación de pasar de ser lastre a ser el motor de la eurozona.

Pero no parece que se vaya a rectificar la política económica ni por parte de España ni por parte de Europa. Más bien al contrario, se continúan reclamando reformas en el mismo sentido, aun cuando ha quedado demostrado que solo han generado desigualdad, empobrecimiento y deterioro de las condiciones laborales y que no han servido para crear empleo, puesto que este se crea cuando la economía crece. El paro en Francia ha vuelto a reflejar que estas políticas no sirven, pero el cambio de Gobierno se dirige a incidir más y más en una fórmula que, por ser la única aplicada en los países europeos, ha sido también la única que ha demostrado su fracaso.

Es por ello que resulta fundamental dar un giro a la política para poner freno a la concentración de la renta y garantizar un reparto de las rentas más igualitario, que aumente el poder adquisitivo de las familias y que sirva para consolidar el crecimiento y con él la generación de puestos de trabajo. Además se debe hacer una política de empleo que dinamice el mercado laboral, con más y mejores empleos, eliminando la dualidad por la vía de la mejora de las condiciones de trabajo y no por la de la extensión de la precariedad y la pobreza entre los trabajadores.

UGT considera fundamental establecer un plan de recuperación del empleo y mejora de la protección por desempleo, que incorpore recursos excepcionales para, mediante formación y empleo, impulsar el acceso a la contratación especialmente de los colectivos en peores condiciones: parados de larga duración, mayores de 45 años, sin prestación, jóvenes, desanimados.

Y es imprescindible actuar sobre el tejido productivo, necesitamos más industria y una industria más fuerte. Y necesitamos redimensionar nuestra estructura empresarial: las microempresas (de 0 a 9 trabajadores) suponen en España el 95,7% del total de empresas, frente al 92,1% para el conjunto de la Unión Europea, mientras las pequeñas empresas (de 10 a 49 trabajadores) suponen el 3,6% en España y el 6,6% en la Unión Europea y las medianas (de 50 a 249 trabajadores) el 0,6% y el 1,1% respectivamente (datos de 2012), según el Retrato de las PYME 2014, elaborado por la Dirección General de Industria y de la PYME.

El Acuerdo de propuestas para la negociación tripartita para fortalecer el crecimiento económico y el empleo, alcanzado el 29 de julio entre el Gobierno y los interlocutores sociales, partiendo de que “nos encontramos en un escenario que demanda actuaciones vigorosas que contribuyan a intensificar la recuperación y acelerar la creación de empleo estable y de calidad”, puede y debe servir de base a este cambio de política. Tiene un contenido muy extenso, que pretende incluir los elementos esenciales que inciden sobre la creación de empleo de calidad, el cambio del modelo productivo y el reforzamiento de nuestro sistema de protección social.

Para UGT es imprescindible garantizar la recuperación económica, ya que aunque el Gobierno intente transmitir que hemos salido de la crisis, el crecimiento no está asegurado, menos aún con la evolución y perspectivas de las economías centrales europeas y teniendo en cuenta los efectos que tendrán las medidas de Rusia y los conflictos geopolíticos sobre nuestro comercio exterior. El acuerdo es el instrumento, porque puede dar lugar al diseño de estrategias para hacer que el crecimiento sea más sólido, sostenible, equilibrado e integrador.


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