viernes, 17 de enero de 2014

El síndrome del novio de Falete o cómo consiguen que organices tu propio secuestro en la Oficina (y II)

Uno de los personajes que más gustaba de Dani Mateo en “Sé lo que hicisteis” era el del "esmirriao". El esmirriao era un novio de Falete que se hizo famoso por haber denunciado haber sido secuestrado y después se demostró que él mismo había organizado su propio secuestro. 

Aislamiento. Para la empresa es fundamental aislarte de tu entorno para evitar distracciones y perturbaciones. Por eso trata de enviarte lejos de tu familia y amigos. De esta manera estás permanentemente centrado en el trabajo como actividad exclusiva. Intenta que tú estés aislado, pero también que tu oficina lo esté, incluso que tú zona lo esté. El aislamiento individualiza la responsabilidad-culpa y, además impide la comunicación con el resto de personas en tu situación. Ese aislamiento será también profesional, con la creación de figuras especialistas. Existen personas como tú, pero no están cerca. Las ves a veces pero no encuentras un "semejante" con quien establecer vínculos de solidaridad en tu entorno. Crees que lo que pasa solamente te pasa a ti. Con ese mecanismo consiguen eliminar el pensamiento de alternativa, no entendido como pensamiento alternativo sino como el pensamiento de escenarios alternativos, es decir, si las cosas podrían ser de otra manera. Las cosas no pueden ser de otra manera porque solamente te pasan a ti y dependen de un foco de luz de decisiones que solamente te ilumina a ti. Así, por ejemplo, nadie contempla que el exceso de carga de trabajo deviene de la falta de profesionales en las oficinas y una manifiesta inadecuación respecto a la carga de trabajo. 

Control. El control es la base de la culpabilidad y la carga mental. Para ello se establecen muchos mecanismos informáticos, pero especialmente humanos. Las reuniones de abochornamiento son esenciales. Se te separa del grupo en función de tu rendimiento. Se llaman reuniones de castigo donde la pena es la vergüenza pública (habitual en las plazas en la Edad Media como método de control social). El control es exhaustivo y creciente. Control de cifras y control de actitudes con evaluaciones de competencias. Las conductas "alternativas" devienen marginales. 

Robotización y anulación de la voluntad. La eliminación del pensamiento se propugna en base a protocolos comerciales y el máximo de control por parte de la empresa del comportamiento relacional con los clientes. Se trata de eliminar la creatividad personal y se intenta guionizar y robotizar todo, de manera que no exista gran margen de creatividad para el profesional. Se rutinarizan muchas tareas. La especialización contribuye a ello de manera que se hacen las mismas cosas (complejas) pero siempre las mismas. 

Doctrina del shock.  La Doctrina del Shock es un método sencillo de doblegar la voluntad. Se lanza una desastrosa premonición de futuro (amenaza abstracta o concreta), que sirve como coartada para un montón de cosas. En el mundo profesional suele ser el despido como muerte laboral. No hay nada más grave laboralmente que el despido, así que se realizan insinuaciones constantes sobre despidos parciales (ceses de cargos) y despidos totales (estás jugando con el pan de tus hijos). Bajo este escenario (sea real o irreal) el miedo campa a sus anchas y mezclado con el aislamiento, puede llegar a generar liderazgos despóticos y tiranos, incluso con tintes míticos sobre lo que hace o es capaz de hacer un jefe sin escrúpulos. 

Retribución variable y objetivos. La retribución variable en función de objetivos, intenta eliminar la tradicional gestión horaria. Se establecen unos objetivos que generen todo el espectro de técnicas, rana hirviendo (progresividad), aislamiento (objetivos individuales), culpabilidad (por incumplimiento), carga mental (por falta de recursos para llevarlos a cabo), doctrina del Shock (consecuencias de no llegar), robotización (para todos lo mismo) y control constante. A ser posibles, las campañas se van acortando (mejor mensuales que trimestrales). Con estos ingredientes cumplir el horario es imposible por lo tanto lo  mejor es cocinar un nuevo horario que no tiene horario. Hasta que la faena esté acabada y dependiendo del perfeccionismo de cada uno eso puede ser nunca. 

Cuando el profesional se siente aislado, controlado, sin creatividad, robotizado, responsable-culpable y con miedo tiene una enorme predisposición al Síndrome del Novio de Falete y acaba por organizar su propio secuestro y enamorarse del zulo hasta convertirlo en su nuevo hogar.  


(Del blog de Carles Lopez Cerezuela)

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