El
Sector de las antiguas Cajas de Ahorro ha sufrido desde el 2008 una
transformación espectacular:
·
Desapareciendo como
tales.
·
Modificando su
estructura societaria y transformándose en Bancos cotizados
·
Reduciendo drásticamente
su capacidad instalada.
Las
consecuencias han sido igualmente espectaculares:
1.
Del 2008 al 2014: amortización de 52.000 puestos de trabajo (un 40% de las plantillas).
Nos encontramos con el mismo volumen de empleo que en 1994. No obstante, cada trabajador gestiona cinco veces más recursos, y cuatro veces más créditos.
Nos encontramos con el mismo volumen de empleo que en 1994. No obstante, cada trabajador gestiona cinco veces más recursos, y cuatro veces más créditos.
1.
Del 2008 al 2014: cierre de 10.000 oficinas (el 40% de la red).
Igualmente el nivel de “capacidad instalada” es similar a 1994, pero también gestionando cada centro cinco veces más recursos, y cuatro veces más créditos.
Igualmente el nivel de “capacidad instalada” es similar a 1994, pero también gestionando cada centro cinco veces más recursos, y cuatro veces más créditos.
1.
En este escenario
la patronal del sector (ACARL) está empeñada en abaratar todavía más sus costes
salariales, aún a costa de recortar derechos laborales. Amparada en la reforma
laboral, no tiene reparos en seguir exigiendo sacrificios en la negociación de
nuestro Convenio Colectivo. En pocas palabras lo que quieren es que se haga más
trabajo, pero por menos salario. Difícil exigencia cuando el sector
anuncia beneficios mil millonarios.
2.
Las plantillas del sector
hemos demostrado con creces nuestra responsabilidad y eficacia, en
circunstancias especialmente difíciles. Que la patronal pretenda precarizar aún
más, si cabe, nuestras condiciones y derechos laborales, no es de recibo.
Tampoco es bueno, ni para los trabajadores, ni para las propias empresas. A
peores condiciones, peor servicio.
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