martes, 18 de febrero de 2014

CONVICCIÓN, MEJOR QUE CONVENCIÓN

El día 8 de marzo se ha convocado en Cartagena la “Tercera Convención de directivos. Se trata de dedicar veinticuatro horas, mínimo, para asistir a una arenga de tres horas de duración previa a un almuerzo de dos horas. Esto es España, amigos.

Buen día el 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, para celebrarla. Es un detalle de fina sensibilidad hacia tanta mujer directiva que a buen seguro estará convocada. Lástima que el día 1 de mayo caiga en viernes porque habría sido otro día ideal.

Que se demuestre, una vez más, que podemos organizar eficientemente cualquier evento, cuchipanda o visita pastoral en nuestros territorios tradicionales. Cualquier cosa menos nuestra ilógica ubicación de los Servicios Centrales, claro. Para eso todo el mundo sabe que es necesario estar en Madrid. Porque el agua del Canal de Isabel II tiene poderes taumatúrgicos que transforman a un exterminador de cajas de tantos, en un prestigioso banquero de la City. En el arco mediterráneo el agua tiene cal y eso obtura los canales administrativos.

Podríamos lanzar una diatriba contra el gasto que supondrá este lucido acto estando inmersos en un proceso durísimo de ajuste de plantillas. Pero nuestro banco ya ha dado muestras sobradas de que para otra cosa no habrá, pero para pagar movilidades, ya sean a Cartagena, a Madrid o a la puñetera calle, lo que haga falta. A veces nos da la impresión de que cuando salgamos a bolsa vamos a ser un pastelillo goloso que se disputarán los grandes turoperadores mundiales.

En realidad todas las empresas buscan motivar a las plantillas y si provienen de algún tipo de fusión es lógico que intenten estrechar lazos y unificar sensibilidades entre las distintas culturas empresariales de origen. Si la empresa, además, es moderna y dinámica procurará involucrar a toda la plantilla y no sólo a un selecto ramillete de prebostes encantados de haberse conocido.

Nos imaginamos que en la convención se hablará de que, por fin, vemos luz al final del túnel pero que, precisamente por eso, es el momento de no aflojar, de apretar los dientes y realizar el último esfuerzo. Todos los presenten entenderán que tienen que volver a sus respectivos territorios a blandir el látigo con nuevos bríos y apretar los dientes en torno a todo cuello que se ponga a tiro.

Por nuestra parte nos permitimos lanzar una sugerencia: esta plantilla se convencerá de que por fin la empresa tiene futuro y merece la pena luchar por él, cuando en una convención oigamos el siguiente mensaje: “Somos la pera y para demostrarlo les anunciamos que quedan suspendidas todas las medidas de destrucción de empleo “.

Otra sugerencia: ahórrense, por favor, las protocolarias felicitaciones a la plantilla y los agradecimientos de cortesía. Hasta ahora cada felicitación nos ha venido a costar alrededor de 300 compañeros damnificados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario