miércoles, 4 de septiembre de 2013

Los grandes bancos sólo tienen cubierto el 20% de los créditos refinanciados

ElConfidencial.com


El endurecimiento de las provisiones para los créditos refinanciados que entra en vigor a finales de este mes puede suponer un problema verdaderamente serio para el sector financiero, empezando por los grandes bancos. Porque la cobertura actual de estos créditos es muy baja: inferior al 20% en todos los bancos cotizados salvo en Bankia, que presenta los mejores niveles gracias al rescate. Por tanto, tendrán que realizar unas fuertes dotaciones adicionales, aunque en ningún caso llegarán al 100%. Además, aunque el Banco de España ha concedido al sector tres años para hacerlas, el mercado va a exigir que se lleven a cabo este mismo ejercicio, lo cual puede dar la puntilla a las renqueantes cuentas del sector.

Como es lógico por su tamaño, Santander es el que más créditos refinanciados tiene en España, 33.300. Al cierre de junio, el banco que preside Emilio Botín tenía cubierto con provisiones el 19,9% de esa cifra. Por detrás aparece CaixaBank, con 25.900 millones en refinanciaciones y una cobertura del 19,1%. BBVA España tiene que reclasificar 24.200 millones, dotados actualmente al 18%. Los dos bancos medianos, Sabadell y Popular, tienen unas cifras muy similares: el que preside Josep Oliu tiene refinanciaciones por 14.500 millones y el que preside Ángel Ron, por 14.300, y en ambos casos la cobertura es del 16,7%. Bankinter es el que tiene menos créditos en esta situación (sólo 1.400 millones), pero también el que menos dotaciones ha hecho en términos relativos, el 15,2%.

La excepción positiva es Bankia, cuya cobertura alcanza el 24,9% de los 22.100 millones que tiene refinanciados. Esto se debe al rescate europeo de 17.959 millones que recibió el año pasado la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri y a que ha dedicado a esta partida 850 millones este año, parte de los cuales han salido de las plusvalías de la venta de IAG. Todas estas cifras ya contemplan las coberturas dotadas para parte de esta 'morosidad oculta' que las entidades aseguran haber hecho aflorar ya en el primer semestre y que explica, en parte, la escalada de la morosidad del sector a máximos históricos.

¿Cuánto habrá que provisionar?

La nueva norma del Banco de España (en realidad son unos criterios para interpretar la Circular 4/2004 de provisiones) exige que se considere subestándar por defecto todo el crédito refinanciado, salvo excepciones muy justificadas que podrán mantenerse como "normales" -los que no deben provisionarse-. El crédito subestándar (no es moroso pero existe un alto riesgo de que lo sea) exige una dotación mínima del 15%, aunque en muchos casos debe ser del 25%. Pero, además, en esta revisión se amplían los casos en que se debe considerar moroso un crédito refinanciado; es decir, una parte del crédito que ahora está provisionado como subestándar (o incluso como normal) deberá cubrirse al 100% al pasar a moroso.

Es difícil estimar hasta dónde tendrá que llegar el porcentaje de cobertura, porque dependerá de la cartera de cada banco y de la dureza con que examine el gobernador Luis Linde la reclasificación de créditos que todas las entidades tienen que remitir antes del día 30 (ya rebajó bastante la dureza inicial de la nueva norma).

Distintos analistas han hecho estimaciones sobre el impacto potencial de estas provisiones en los resultados del sector. N+1 estima que un 50% de los clasificados como "normales" pasarán a subestándar, en cuyo caso los dos grandes verían caer su beneficio este año entre un 10% y un 15%, mientras que los más afectados serían Popular y Sabadell, que se quedarían prácticamente sin beneficios. JP Morgan es más agresivo y plantea que todo el crédito normal tendrá que convertirse en subestándar, lo que se traduciría en grandes pérdidas para Bankia, Sabadell, Popular y CaixaBank, y un fortísima caída de beneficios en Santander y BBVA.

Impacto este mismo año

En principio, el supervisor pretende suavizar este impacto potencial concediendo hasta tres años a las entidades para dotar las nuevas provisiones. Pero fuentes de varias de ellas confiesan que da lo mismo el plazo que otorgue el BdE, puesto que el mercado exigirá que estas dotaciones se hagan este mismo año y penalizará -no sólo en bolsa, sino sobre todo en los costes de financiación- a aquellos que no lo hagan. Una presión parecida a la exigencia de que las entidades cumplan las nuevas normas de solvencia de Basilea III al final del ejercicio pese a tener hasta 2019 para ello. Por tanto, todo el impacto probablemente se produzca este mismo año.

Hay que tener en cuenta que los resultados del sector ya se están resintiendo bastante este año por la caída de los márgenes (fruto del entorno de tipos y de la contracción del crédito) y por la imparable escalada de la morosidad. Para contener este deterioro, los bancos se han lanzado al carry trade y a la generación de extraordinarios con la venta de activos. Por tanto, las nuevas provisiones pueden darles la puntilla, si al final el Banco de España opta por una actitud rigurosa.

Finalmente, no se espera que estas provisiones se traduzcan en nuevas inyecciones de capital público para las entidades nacionalizadas, ya que, al igual que Bankia, estas han aprovechado las ayudas ya recibidas para sanear más su balance que los bancos privados. Otra cosa puede ser los bancos que han recibido ayudas públicas pero no han sido nacionalizados al 100%, el llamado Grupo 2 (BMN, Liberbank, Ceiss y Caja3, ya absorbida por Ibercaja), donde el grueso de las provisiones para los créditos refinanciados debe salir de sus resultados.

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